El jorobado de Notre Dame es una adaptación de la novela de Víctor Hugo ‘Nuestra Señora de París’, escrita en 1831. Disney – de la mano de los directores Gary Trousdale y Kirk Wisese – enfrentó no sólo el reto de adaptar una novela a cine, sino que también debía ser para un público infantil. El resultado fue presentado hace 24 años y todavía es una de las películas más valientes de nuestra época. Pero, ¿por qué?

Los personajes

A diferencia de algunas animaciones infantiles, esta película no presenta un único problema centrado en el protagonista y con conflictos menores para el resto, que les impiden una buena evolución durante la historia. En cambio, cada uno de los personajes se ve involucrado en una confrontación personal que se resuelve – para bien o para mal – a lo largo de la película. Se enfrentan con diferentes situaciones que los llevan a una introspección personal que repercute en las decisiones que tomarán durante la trama.

• Quasimodo enfrenta por primera vez a la autoridad que había respetado a base de miedo e ignorancia desde que era un bebé. Atreviéndose a conocer finalmente el mundo exterior que tanto anhelaba, pero que le había sido prohibido toda su vida. Además, como repercusión, termina también aceptándose a sí mismo, reconociendo que no era ni había sido jamás, el monstruo que le habían hecho creer.
• Esmeralda busca justicia para el pueblo parisino y, en particular, el pueblo gitano. Pelea por ellos desde su trinchera, mostrándose fuerte ante sus enemigos y atreviéndose a ser vulnerable con aquellos en quienes confía.
  A pesar de las circunstancias se mantiene firme en sus convicciones, y actúa como una de las heroínas más valientes de Disney. ¡Vamos! Decidió ser quemada viva antes que ceder ante Frollo, ésas son palabras mayores.

• Febo, a pesar de ser el menos desarrollado de los cuatro personajes principales, también se encuentra en un fuerte conflicto durante el clímax de la película. ¿Será cierto que un buen soldado siempre obedece las órdenes de sus superiores? Con medio París en llamas, y gente inocente siendo asesinada, “el Dios sol” decide que hay un límite para todo. Se enfrenta valientemente a Frollo, uniendo fuerzas con el jorobado y los gitanos.
• Frollo es el Ministro de Justicia de París y dedica su vida a deshacerse cruelmente de todos los gitanos que, en su perspectiva, invaden la ciudad. Es devoto de la iglesia y de la virgen María, y mantiene la postura de que lo que hace es justo, bueno y necesario. Sin embargo, durante la película se ve profundamente conflictuado por los sentimientos lujuriosos que desarrolla por Esmeralda. Teme profundamente al pecado, ignorando por completo cuáles son las acciones verdaderamente pecaminosas.

La música

Las composiciones musicales que forman parte de la banda sonora de El jorobado de Notre Dame son impresionantes.
Alan Menken y Stephen Schwartz fueron los responsables de esta área. Los coros, el sonido del órgano y las instrumentaciones, el impecable trabajo interpretativo de las voces, así como la profundidad de las letras, han logrado que estas piezas musicales pasen a la historia.

Son ocho composiciones que no sirven como simple acompañamiento de la trama, sino que fungen un papel imprescindible para que el mensaje sea debidamente comprendido. Es casi como si tuvieran una historia propia, y fortalecen las aspiraciones y motivaciones de los personajes.

Desde pistas oscuras como ‘Fuego Infernal’ hasta la alegría de ‘Topsy Turvi’ las canciones del filme nos llevan da la mano por el camino que emprenden los personajes.

Lo visual

La película toma lugar en un París del siglo XIX, y la animación nos adentra en este pueblo pintoresco que inmediatamente nos lleva a una época distinta a la nuestra.

El equipo detrás de esta producción logró hacer cosas que no se habían visto anteriormente en películas animadas. Desde el uso de colores hasta los detalles de fondo, El jorobado de Notre Dame se atreve a explorar estilos que casi no se veían en proyectos anteriores.
Los movimientos de cámara, el diseño arquitectónico, el arte, el uso de la luz; todo resulta en una composición visual destacable.

El jorobado de Notre Dame es una película de dualidades. Cielo o infierno, justicia o injusticia, hombre o monstruo. En mi opinión la cinta nos muestra esta dualidad a través de los colores rojo y azul. Como durante la transición de las canciones ‘Luz Celestial’ y ‘Fuego del Infierno’. La luz azul predomina durante la interpretación de Quasimodo, mientras que, en la segunda pieza el ambiente se va haciendo cada vez más rojo.

En cuanto a Esmeralda – y los gitanos en general – son representados con el color morado, resultado de la combinación del rojo y el azul, porque representan a la humanidad, con defectos y virtudes, pasando la vida terrenal entre el cielo y el infierno.

Pequeño dato curioso

Durante el festival de los bufones, los animadores querían crear una muchedumbre que se viera natural y realista. Para ello, hicieron uso de la tecnología CGI para la creación de personajes con movimientos particulares que se presentarían en la escena. Haciendo cambios menores, los multiplicaron hasta crear un gran número de personas formando parte de esta festividad. Este ‘simple’ hecho, marcó un precedente en la historia de la animación.

Conclusión

Esta obra cinematográfica sigue siendo valiente porque se atrevió a contarle a los niños temas que los mismos adultos suelen ignorar. Y lo hizo de una forma elegante y artística, que ha dejado un legado en las producciones de Disney.

A veinticuatro años de su lanzamiento, todos deberíamos darle un vistazo nuevo a El jorobado de Notre Dame.